Esta experiencia nos hace plantearnos algo evidente; nuestro día a día transcurre entre un colectivo marcado por el estigma y si esto no nos remueve a nivel personal cuando intervenimos desde los distintos programas rehabilitadores, es que no estamos cumpliendo bien nuestro trabajo.
Nuestro quehacer diario debe estar bañado de una visión ética, con unos valores personales, sociales y profesionales que favorezcan una sensibilización en la comunidad y que facilite la normalización y la integración de nuestros pacientes en su entorno.
Es importante resaltar que estos valores están presentes en nuestra Institución desde su fundación por San Benito Menni, que ya en su día estableció los principios de responsabilidad social. Hoy y siempre es nuestro referente.