Natalia Sánchez-Ocaña Martín, que actualmente está realizando el cuarto año de la residencia FIR (Farmacéutico Interno Residente) en el Hospital Clínico San Carlos, ubicado en Madrid, relata cómo han sido sus dos meses de rotación externa en el Complejo Asistencial Benito (CABM), de Hermanas Hospitalarias, como parte de su formación para obtener el título de Farmacéutico Especialista y ejercer profesionalmente en un hospital.
¿Por qué elegiste el CABM para realizar tus prácticas en farmacia hospitalaria?
Me lo recomendó una de las farmacéuticas referentes en el mundo de la farmacia neuropsiquiátrica y perteneciente al grupo del que también formo parte en la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria.
Además, me pareció un centro muy completo, aunando las especialidades de salud mental en corta y larga estancia, psicogeriatría y discapacidad intelectual en el centro de Arroyomolinos. Por otro lado, me interesaron mucho las líneas de investigación asociadas al centro.
¿Cuáles eran tus expectativas antes de llegar?
Aprovechar al máximo los dos meses de rotación externa, para adquirir las competencias necesarias que me permitan especializarme en farmacia neuropsiquiátrica.
¿Qué es lo que destacarías como más positivo? y ¿cómo menos positivo?
Como más positivo, el contacto directo con el paciente con el que acabas formando vínculo y amistad; especialmente, con aquellos con los que trabajas en los talleres terapéuticos. Además, del trato brindado y la acogida por parte de todo el personal.
Como menos positivo, o quizás mejorable, es la integración del farmacéutico en los equipos médicos de forma más habitual, con la finalidad de poder estar presente en algunas consultas de psiquiatría y medicina interna, con el paciente, para poder establecer recomendaciones “in situ” relacionadas con el tratamiento, potenciales interacciones farmacológicas y efectos adversos derivados, dando lugar a mayor aprendizaje multidisciplinar y promoción de la calidad asistencial del paciente.
¿Cuál o cuáles han sido tus mayores aprendizajes?
Conocimiento de las características propias de la patología en el ámbito de salud mental, organización y funciones de un centro sociosanitario medicalizado, así como los tratamientos más habituales y sus problemas relacionados más comunes, conocimiento de escalas clínicas y comorbilidades asociadas…etc.
Aunque quizás, la promoción de la humanización del paciente con enfermedad mental y el vínculo creado con algunos de los pacientes es lo más especial que me llevo.
¿Cuáles son tus objetivos profesionales de futuro? ¿Te ha ayudado tu paso por el CABM a conseguirlos?
Mi objetivo es formarme y adquirir competencias de calidad en todas las áreas propias de mi especialidad en Farmacia Hospitalaria y, además, subespecializarme en farmacia neuropsiquiátrica, para implementar programas de atención farmacéutica en salud mental en aquellos hospitales en los que trabaje.
En este sentido, el CABM me ha ayudado a conseguir en gran parte, una visión global de los retos a los que enfrentarse y como tratar de resolverlos.
¿Qué les dirías a otras personas que estén pensando en hacer prácticas de farmacia en el CABM?
Que no lo duden. Es un centro muy completo y con un gran potencial para realizar el itinerario formativo para farmacéuticos internos residentes de Farmacia Hospitalaria en la Atención farmacéutica en Neuropsiquiatría.
Es necesario que existan farmacéuticos que formen parte de los equipos clínicos multidisciplinares, siempre por y para los pacientes, en el ámbito de salud mental.
¡Muchas gracias Natalia! desde el CABM te deseamos el mayor de los éxitos en tu carrera profesional.